Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.

JOSUE 1:8

 

Desde el momento en que somos salvos, empezamos a experimentar una nueva relación con el Señor. Al igual que las relaciones con otras personas en el mundo, la relación con Dios irá creciendo y se irá fortaleciendo a medida que pases más tiempo con ÉL.

Nuestro tiempo con el Señor no debe ser considerado como una “pérdida”, sino más bien como una inversión, una ganancia. Esto no tiene nada que ver con lo material, sino con las riquezas espirituales encontradas en las promesas que Dios tiene para compartir con nosotros.

 

“¡Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios!” ROMANOS 11:33

 

El meditar en Su Palabra nos dará aliento, fuerzas, ánimo y fe cada día y hasta el fin de nuestros días. La Palabra de Dios nos proveerá la sabiduría que necesitamos y que solo se encuentra en la persona de nuestro glorioso Salvador, el Señor Jesucristo. Es ése conocimiento de Dios lo que nos llevará a sus pies con un corazón humilde y agradecido para alabarle como sólo Él lo merece.  

 

 La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.

COLOSENSES 3:16

 

Es Su Santa Palabra lo que necesitamos para que nuestros pasos sean conducidos por Él y hacia Él. Recordemos que nuestro corazón y nuestros sentimientos son engañosos, por lo cual, si nos dejamos conducir por ellos, solo andaremos errabundos por esta vida. La influencia de este mundo tiende a llevarnos por caminos errados. Por el contrario, al meditar en las enseñanzas del Señor, nuestros pensamientos y nuestro accionar serán direccionados por él.

 

“Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.” 2CORINTIOS 10:5