top of page
Buscar

Nada se, todo se.

  • Ana Cabral
  • 20 mar 2016
  • 4 Min. de lectura

Me es curioso el hecho de que las expectativas de la sociedad para los jóvenes son cada vez más altas. Cuando tenía 17 años (y mi conversión era muy reciente), los familiares y conocidos me preguntaban: “¿Qué carrera vas a estudiar?” A lo que yo respondía: “Profesorado de Inglés”. Mi respuesta no generaba muchos elogios, pues la docencia no es una carrera prestigiosa en mi país. Ya avanzada en dicha carrera la pregunta cambió a: “¿Qué estudias?” Cuando respondía, “Profesorado de Inglés” la siguiente pregunta era “¿Solo eso?” Y ahora ya finalizando mis estudios superiores la gente me pregunta que otra carrera estudiaré o qué post grado realizaré o a qué alto cargo aspiro llegar. La sociedad está todo el tiempo demandando más y más, a lo que yo saco como conclusión tres cosas. La primera: Nunca es suficiente, siempre te pedirán y aún exigirán más. La segunda: Hay demasiado conocimiento disponible y tan poco tiempo que jamás seremos capaces de aprenderlo todo. La tercera: El saber parece ser un bien preciado por la sociedad.


La primera conclusión me lleva a pensar que cada vez que emprendemos algo nuevo es muy importante tener en la mente y en el corazón para quién estamos haciendo esto o aquello.

“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón,

como para el Señor y no para los hombres.”

Colosenses 3:23


En lo personal, nunca he encontrado mayor satisfacción que cuando he entregado mi trabajo, mis estudios o aun mis actividades hogareñas al Señor. Cuando lo hice para Su gloria, todo se dio en paz y con gozo. Cuando hacemos las cosas pensando en los hombres, la experiencia será muy distinta pues ellos nunca están satisfechos con nuestro obrar y nuestro corazón experimentará gran frustración.

Un hermano en Cristo lo ilustraba de esta manera: Cuando hacemos las cosas para el Señor, ÉL ve nuestro corazón y nos ama aún si fallamos. Es como cuando un niño de unos tres años hace extraños garabatos sobre una hoja, luego va y se lo muestra a su padre. El padre, lejos de arrugar el papel y arrojarlo al basurero, toma aquella“obra maestra” y la enmarca, busca un lugar especial en su casa y lo coloca allí. Pues él ve el dibujo con ojos de amor.


La segunda y tercer conclusión a las que arribé tiene que ver con el caudal de conocimiento pretendido por la sociedad contemporánea y el valor atribuido al saber. Con esto no quiero decir que está mal saber, pues creo que es de muy buen testimonio ser instruidas y considero una bendición poder recibir instrucción formal. Pero en esta entrada quiero enfatizar el hecho de que el mundo está exigiendo de las jóvenes cada vez más y que el saber es considerado un bien preciado por los hombres.

Pero, ¿Qué tipo de conocimiento es elogiado o considerado prestigioso en el mundo hoy día? Tristemente, todo lo que es contrario a Dios. Los manuales escolares que están siendo impresos en muchas universidades han suprimido toda mención a Dios como creador, y las famosas “Teoría de la Evolución” o “Big Bang” siguen ganando terreno. El conocimiento valorado por el hombre es el conocimiento propuesto por otros hombres. Y no está mal conocer los grandes descubrimientos que Dios le ha permitido hacer al hombre, lo triste es que se exalte al hombre por sobre el del Señor, quién es el único que merece la gloria y honra.


Cuando somos alcanzadas por la gracia de Dios, ÉL amorosamente nos enseña que ÉL mismo es la sabiduría y que ese es el bien más preciado que un hombre puede tener.


“El temor de Jehová es el principio de la sabiduría,

Y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia”

Proverbios 9:10


Podemos ser “ignorantes” en lo que al mundo se refiere, podemos no haber recibido instrucción alguna, puede que no sepamos escribir ni nuestros propios nombres, pero si conocemos al Señor Jesucristo somos sabias, somos ricas y conocemos el mayor tesoro que alguien pudiera jamás imaginar, el conocimiento que nos hizo libres. (Juan 8:32)


Probablemente para tus amigos y familiares incrédulos el conocimiento del Señor y de su obra redentora no signifique demasiado, de hecho muy probablemente, no signifique nada. Para ellos será un conocimiento nulo, poco cuerdo (1 Corintios 1:18), que carece de valor en lo absoluto (1Pedro 2:7); algo que “no vale la pena obtener” (1 Corintios 2:14). Pero ¡cuán ignorantes son al pensar esto! Si tan solo pudieran ver un destello de la gloria de nuestro Padre Celestial, de seguro cambiarían de opinión, pues su gracia es irresistible.


Pero tú, tú que por gracia puedes ver a Cristo, gózate en ese saber, en el conocimiento de la verdad que ha cambiado tu vida para siempre y te ha otorgado, sin merecerlo, la vida eterna.


Puede que seas sabia e instruida en lo que al mundo se refiere, y ¡qué bueno que así sea! ¡Gloria a Dios por ello! Recuerda que Dios te ha concedido ese conocimiento y que puedes usarlo para alabanza de Su nombre. “Porque ¿Qué tienes que no hayas recibido?” (1 Corintios 4:7) Quizás seas ignorante en muchos aspectos, como también o soy yo. Quizás el mundo se ría de tu desconocimiento en ciertas áreas, pero tú eres más sabia que ellos porque conoces a Cristo. Tú tienes la “sabiduría de Dios (…) la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria.” 1 Corintios 2:7


Me gustaría que recordáramos esta frase: Aunque nada se, si tengo a Cristo, lo sé todo: Aunque nada se, “Esto se: que Dios está por mi” Salmo 56:9















 
 
 

Entradas recientes

Ver todo
Hablemos de Cristo

Hablar es, sin lugar a dudas, una de las habilidades más sorprendentes del ser humano. Los procesos que nuestra mente realiza para...

 
 
 
Mis planes y los planes de Dios

Me es muy dificil no planificar mi vida, de hecho es algo muy natual en mí. Creo que planificar es una actividad que en sí misma no tiene...

 
 
 

Comments


Publicaciones 
Destacadas
Posts Recientes
Archivo
BUSCAR ETIQUETAS
Seguinos!
  • Facebook Basic Square

© 2023 by Name of Site. Proudly created with Wix.com

bottom of page